sábado, 8 de marzo de 2014

La pintura en el jardín maternal, así vale la pena ir a la escuela

ESCRITOS A MANO
La pintura  en el jardín  maternal,  así vale la  pena ir a la  escuela
Por Patricia Berdichevsky “Qué sorpresa es la que queda allí grabada en el cuadro, la del
pintor frente al mundo, o la del pintor frente a su propio acto de
pintar ya que es conciente de lo que va haciendo a medida
que va pintando”
Luis Felipe Noé (2007: 85) 1
Desde que el jardín maternal comenzó a considerarse como territorio
posible de oportunidades para los bebés y niños que asisten
a él, los educadores nos preguntamos qué podemos ofrecerles
para que este tránsito los enriquezca.
En este primer escalón de la formación escolar, que se ocupa de los
niños en el inicio de sus vidas, cuando los gestos, las caricias y los
abrazos son tanto o más importantes que las palabras ¿qué mejor
que acunarlos amorosamente desde los lenguajes del arte?
Los adultos cobijamos la angustia de nuestros bebés, y también la
desazón que nos produce su llanto, acunándolos al son de nanas. Así
el arte aparece en el seno del hogar, como refugio, espacio transicional,
arrullo, calma y también como una intensa huella cultural (Berdichevsky,
2009: 25). Porque los seres humanos, además de alimento,
abrigo y descanso, tenemos otras necesidades: conocer y conocernos,
expresarnos y comunicarnos. Y lo hacemos en diferentes lenguajes,
como el lenguaje plástico visual que empleamos al crear imágenes
visuales, al mirarlas y disfrutarlas.
En el jardín maternal podemos desarrollar muchas experiencias
en este lenguaje tanto en lo que implica nutrir a los chicos con imágenes
artísticas, como en la posibilidad de experimentar con diversos
materiales y herramientas para pintar, dibujar, modelar y construir.
Basta un bolígrafo, una tiza o simplemente su dedo sobre un vidrio
empañado para ingresar al universo gráfico explorando trazos. Así el
dibujo surge espontáneamente en un entorno donde adultos o niños
* Patricia Berdichevsky es profesora de Educación
Inicial, profesora y licenciada en Artes
Visuales y realizó una Diplomatura Superior
en Educación, Imágenes y Medios (FLACSO). Es
docente en profesorados de Nivel Terciario y
Universitario para nivel inicial, primario y de
enseñanza artística. Capacita y asesora instituciones
públicas y privadas en diversas ciudades
del país. Es autora y coautora de libros,
artículos y materiales de apoyo para docentes
sobre educación artística, entre ellos: Zona Fantástica
(Ministerio de Educación de la Nación);
Primeras Huellas (HomoSapiens, 2009); Arte desde
la cuna; Educación Plástica en red; La apreciación
de imágenes; Quinquela y los chicos en la Boca; Paisajes
percibidos Paisajes imaginados; Arte y Cultura
visual en la formación de maestros.
A4 - 00010969_por_escrito_7_interiores_web.pdf https://www.fundacionarcor.org/documentos/biblioteca/0001...
14 de 68 14/04/13 11:01
más grandes escriben o dibujan. Si el pequeño encuentra un bolígrafo,
intentará imitar el gesto que observa en los mayores y al hacerlo
descubrirá que sus acciones dejan marcas. No necesitará más estímulo
para entregarse al placer de desenrollar líneas y ver sobre la
superficie los rastros de sus acciones. Y en ese ir y venir de sus exploraciones
gráficas irá desentrañando algunos secretos y posibilidades
del lenguaje. Con el tiempo no sólo serán las huellas de sus movimientos
y exploraciones, sino el resultado de sus intenciones.
Con la invención de los bolígrafos y marcadores, herramientas de
uso frecuente y cotidiano, muchos chicos comienzan a realizar garabatos
muy tempranamente. En su medio conocen y acceden a estos
instrumentos que permiten dibujar con facilidad y suelen estar al
alcance de la mano ya que no son punzantes ni ofrecen otro riesgo
que unos sensibles trazos sobre superficies no autorizadas por los
adultos. Pero en este tecnológico principio de siglo, muchos chicos
acceden más fácilmente a un celular que a un marcador a fibra. En
ciertos contextos el temor a que sus exploraciones excedan las superficies
socialmente permitidas, hace que se los prive de materiales y
herramientas para graficar con tanto énfasis como se los protege de
llevarse a la boca objetos y sustancias perjudiciales para su salud.
Por eso la pintura suele ser una de las experiencias más placenteras
que podemos ofrecerles en el jardín maternal. Precisamente por
ser, a veces, algo desconocido por lo chicos, es necesario considerar
múltiples cuestiones para que el desafío de iniciarlos en la pintura
sea placentero para todos. Mencionaré algunos problemas que se
observan frecuentemente, para analizarlos y proponer alternativas.
Algunos, inherentes al jardín maternal, otros a la pintura y a los obstáculos
que puede presentar cuando se la aborda con grupos de niños
pequeños.
Ni subir ni bajar: iniciar
Inicialmente, las instituciones escolares no fueron concebidas para
personas tan pequeñas cuyas formas de comunicación son diferentes
y requieren cuidados e intercambios más próximos, cercanos e individuales.
La vulnerabilidad de los niños en este período de gran dependencia
con los adultos requiere que toda propuesta sea pensada desde
múltiples perspectivas, especialmente desde la de los chicos, que
están aún absolutamente sometidos a lo que les ofrecemos y privados
de lo que no podemos, no sabemos o no queremos ofrecerles.
Ante la escasez de marcos teóricos y experiencia con grupos de
niños pequeños, muchos educadores tendieron a adecuar propuestas
destinadas a niños más grandes desde una lógica de bajada que supone
adaptar a los chicos a los formatos escolares conocidos, en lugar
de crear un espacio especial para albergarlos y concebir otros modos
de enseñar pensados para ellos. Pero, aunque “a veces nos parece que
son de goma”,2 es importante recordar que, si bien están en una escuela,
tienen derecho a continuar siendo bebés y niños. Aunque la plasticidad
de los seres humanos en el inicio de su vida hace que puedan
amoldarse a lo que les proponemos, no van al jardín maternal para
aprender a dejar de ser niños. Asisten al jardín para transitar experiencias
valiosas que contribuyan a la constitución de su subjetividad,
porque están concebidas, promovidas y acompañadas por profesionales
preparados para la tarea éticamente responsable de enseñar
en este período donde se inscriben huellas indelebles.
A4 - 00010969_por_escrito_7_interiores_web.pdf https://www.fundacionarcor.org/documentos/biblioteca/0001...
15 de 68 14/04/13 11:01
En lugar de pensar en ¿cómo
bajar? pensemos en qué de todo lo
que implica pintar podemos iniciarlos
desde el jardín maternal.
Así la tarea será placentera para
todos y nos sentiremos menos
presionados por obtener determinados
logros. Entonces… no los
domestiquemos para facilitar nuestra
tarea, adecuémonos a las
características, particularidades y
posibilidades de los chicos.
Repetimos con frecuencia que
es necesario respetar los tiempos de los
niños, sabemos también que en una
sala de dos o de un año la heterogeneidad
entre los chicos es mucho
mayor que la que se da en salas de
niños más grandes. Entonces es
necesario diseñar las experiencias
considerando la posibilidad de que
los chicos entren y salgan de la
actividad, que no todos empiecen
ni terminen al mismo tiempo, para
lo cual también el espacio tendrá
que organizarse con diversas alternativas.
Por lo general estas salas
están a cargo de más de un adulto,
lo que permite que, mientras algunos
están pintando bajo la mirada
atenta de un docente, otros estén,
por ejemplo, observando catálogos,
folletos de pinturas o recorriendo
la galería de imágenes que preparamos
para ellos.
Tampoco es necesario reunirlos
para ofrecer largas explicaciones con
los chicos sentados en la ronda de
intercambio, las consignas pueden
ser dadas en el momento de empezar
a trabajar mientras se reparte el
material que estimulará a que los
chicos se acerquen a trabajar.
Contar con trapos húmedos y
secos para que cada uno pueda
limpiarse las manos cuando desee
dejar de pintar, también ayuda a
no cortar el entusiasmo de los que
aún están pintando o de aquellos
que empiezan hacerlo cuando los
demás terminaron.
Escritos a mano
Es necesario diseñar las
experiencias considerando
la posibilidad de que los
chicos entren y salgan de la
actividad, que no todos
empiecen ni terminen al
mismo tiempo, para lo cual
también el espacio tendrá
que organizarse con
diversas alternativas.
A4 - 00010969_por_escrito_7_interiores_web.pdf https://www.fundacionarcor.org/documentos/biblioteca/0001...
16 de 68 14/04/13 11:01
Dime cuándo…cuándo, cuándo
Un interrogante frecuente que se formulan los educadores es
cuándo empezar con la pintura. La preocupación por que los chicos
se lleven la pintura a la boca es una consideración importante ya que
nuestra responsabilidad es protegerlos. Por eso lo primero que podemos
enseñarles es que la pintura es para pintar y que si la ingieren
puede hacerles mal. El momento de empezar con la pintura, entonces,
es cuando los chicos comprenden cuando les decimos que van a
pintar y que no deben llevarse pintura a la boca. Estas preocupaciones
han generado propuestas descabelladas como pintar con gelatina
o con sustancias alergizantes como espuma de afeitar. En estos primeros
años de vida los chicos deben aprender a discriminar, para
hacerse cada vez más autónomos, qué es para pintar y qué para
comer. En más de treinta mil años de cultura pictórica la humanidad
ha ido seleccionando los materiales y herramientas más apropiados
para hacerlo ¿por qué sumar confusión a la complejidad que acarrea
abordar la pintura con niños pequeños?
Otra preocupación frecuente es el temor a que se manchen, que
tiene que ver con la exigencia cultural de estar limpios y prolijos. Pero
mancharse con pintura no es estar sucio, es tener rastros de la experiencia
transitada. Sólo viviendo la experiencia los chicos podrán ir
encontrando las formas de mantenerse más o menos limpios según lo
deseen. Además, se aprende a pintar al mismo tiempo que se aprende
a limpiar y a limpiarse. Así conocen las propiedades del material
y posiblemente disfruten tanto de pintar como de limpiar. Se asocian
placeres y asombro: el de pintar y el de descubrir cómo la pintura va
desapareciendo al contacto con agua y al pasar los trapos húmedos
sobre las mesas.
Por otro lado, como al jardín los chicos llevan más de una muda
de ropa, podemos comunicar a las familias los días que van a pintar
sugiriendo que los envíen con ropa cómoda y que puedan mancharse,
porque ellos, igual que los pintores adultos necesitan libertad de
movimientos. Enfundarlos en un pintorcito plástico les quita placer y
movilidad.
Cuando digo pintura…
Una pregunta que nos hacemos es ¿nos entienden los chicos de
un año y medio o dos cuando anunciamos que van a pintar? Probablemente
algunos sólo conozcan la pintura de paredes, o la que usa
su mamá para maquillarse, o tal vez sí conozcan lo que les proponemos…
pero ¿cómo saberlo?
Como todo lenguaje artístico, el lenguaje plástico se aprende en
tres direcciones: haciendo imágenes, mirándolas y entendiéndolas
como productos culturales. Una forma de contextualizar la propuesta
es armar una galería de imágenes colocando en una de las paredes
de la sala, a la altura de los chicos, fotos y reproducciones de pintores
pintando y de obras en las que el rastro de la pincelada y la presencia
de la materia pictórica sea muy perceptible como las de Van Gogh,
Tapies, Kandinsky o Quinquela Martín. Seguramente los chicos se
detendrán a observarlas, harán comentarios o señalarán cosas que
reconocen, entonces podremos contarles, si no lo descubrieron, que
esas personas están pintando
como ellos, y que esos barcos y
esas formas que observan fueron
hechos con pintura como la que
ellos van a usar.
En esa galería de imágenes podrán
observar a artistas pintando con
pinceles y con otros tipo de herramientas.
Además, si es posible invitar
a un pintor o una pintora para
que trabaje delante de ellos será
una experiencia muy intensa que
siempre contagia ganas pintar.
Otra posibilidad, si contamos
con la tecnología necesaria, es
mostrarles fragmentos de videos
de pintores trabajando en sus
talleres. En YouTube están disponibles
algunos segmentos del programa
“La vida es arte” conducido
por Lalo Mir. Allí podrán conocer a
algunos artistas argentinos, los
verán trabajar y reflexionar sobre
su trabajo. Algunos recomendados:
Luis Felipe Noé, Ariel Mlynarzewicz,
Ana Eckell, Luis Wells y
Carolina Antoniadis.3
Escritos a mano
Como todo lenguaje
artístico, el lenguaje
plástico se aprende en
tres direcciones: haciendo
imágenes, mirándolas y
entendiéndolas como
productos culturales.
A4 - 00010969_por_escrito_7_interiores_web.pdf https://www.fundacionarcor.org/documentos/biblioteca/0001...
17 de 68 14/04/13 11:01
Pintar sólo con pintura
“Para mí la enseñanza debe partir de la idea de que se aprende
a hablar, hablando. De la misma manera se aprende a pintar,
pintando. (…) se aprende hablar expresándose. La conciencia
gramatical del lenguaje la vas teniendo en la medida que la vas
ejerciendo (…) En la pintura es exactamente lo mismo. (…) la
conciencia del lenguaje (…) uno la va adquiriendo en la misma
medida que va haciendo su propio dibujo, midiendo tensiones,
espacios y colores.
(…) lo fundamental en la enseñanza es enseñar a ver lo que
se está haciendo.(…) se aprende a pensar plásticamente en la
misma medida que se va pintando, o sea diciendo su discurso
en ese lenguaje que es la pintura…”
Noé (2007: 101-103)
Así aprenden los chicos a pintar… pintando, y con nuestra ayuda
también aprenderán a ver lo que están haciendo. Al principio, con los
más chicos solemos preparar pintura espesa para que pinten con las
manos. Esto responde a la necesidad, frecuente en los niños pequeños,
de tomar contacto directo con la materia. Así como el bebé necesita
tocar el puré con sus manos para conocerlo, la mayoría de los
chicos necesita deslizar sus manos en la pintura, desparramarla, probar
distintas formas de accionar en ella para conocer sus propiedades
y posibilidades.
Llamamos dáctilo-pintura a estas pinturas espesas para pintar
con las manos. Puede comprarse lista o prepararse mezclando engru-
Escritos a mano
La mayoría de los chicos
necesita deslizar sus manos
en la pintura,
desparramarla, probar
distintas formas de
accionar en ella para
conocer sus propiedades
y posibilidades.
A4 - 00010969_por_escrito_7_interiores_web.pdf https://www.fundacionarcor.org/documentos/biblioteca/0001...
18 de 68 14/04/13 11:01
do (harina y agua fría) y témpera de color, hasta darle una consistencia
que la haga agradable al esparcirla con los dedos o con toda la
mano y deslizarla por la superficie. Es importante que los colores
sean intensos ya que la pintura debe verse como tal. Primero será un
solo color sobre soportes resistentes: la mesa de revestimiento o una
cartulina encapada blanca fijada a la mesa. Como no se usan herramientas,
podemos colocar la pasta sobre el soporte mientras invitamos
a los chicos a pintar y a probar cómo es el material. Descubrirán
sus huellas al pasar el dedo, al alisar, al dejarse llevar por el movimiento.
Y el asombro es mayor al comprobar, días después, que la
pintura se seca pero que los rastros de sus exploraciones siguen allí.
Por eso es importante colocar las pinturas, una vez secas, expuestas
a la altura de los chicos. Dice Noé: “eso concreto que se llama una
pintura es, antes de transformarse en imagen, sólo colores, líneas y
espacios que se interrelacionan” (Noé, 2007: 83).
Entonces pronto serán dos colores y el asombro de ver cómo el
amarillo y el azul se transforman en otra cosa al juntarse. Y después
de probar con otros pares les daremos los tres colores: rojo, amarillo,
azul. Aparecerán infinitos matices, contrastes, mezclas y vibraciones
que resultan de sus encuentros, choques y superposiciones. Todo
este universo sólo se descubre pintando y siendo espectador de las
propias experimentaciones, por lo que será necesario, como dice
Noé, enseñarles a mirar lo que han hecho. Cada tanto y siendo muy
respetuosos de los momentos y de los tiempos de exploración, los
invitaremos a mirar lo que han hecho. Pero debemos hacerlo sólo
cuando sea necesario. Los adultos tenemos cierta tendencia a irrumpir
en el silencio de los niños, tanto en los momentos de contemplación
como en los de exploración. Pero el silencio no es un espacio
vacío que debemos llenar con palabras, los silencios, cuando los chicos
pintan o cuando observan están repletos de sensaciones, de emociones,
de hallazgos que no siempre se dejan atrapar por las palabras.
Esa es una de las razones por las que los seres humanos concebimos
estos otros lenguajes que nos permiten decir de otro modo y
cuyas formas de enunciación son visuales y no verbales. Sólo la mirada
atenta, disponible y relajada nos ayudará a percibir cuál es el instante
en que necesitan que les prestemos palabras, que acompañemos
sus hallazgos o que les demos sostén con la mirada o sólo con
un gesto.
Tampoco importa si los chicos nombran los colores, tienen toda
una vida para hacerlo; lo interesante es que descubran cómo es el
material, cómo pueden transformarlo al accionar sobre él, que observen
cómo se relacionan los colores y cómo sus propias acciones y
movimientos generan líneas y formas en la superficie. Ese dejarse
llevar que tan poéticamente describen Georg Simmel: “me gustan los
caminos sin metas, y las metas sin camino” (Simmel, 2007:109) y Joan
Manuel Serrat:
De andar y andar
buscando verdades
para encontrar
siempre otra pregunta
ir y venir
y no llegar nunca4
Escritos a mano
El silencio no es un espacio
vacío que debemos llenar
con palabras, los silencios,
cuando los chicos pintan
o cuando observan están
repletos de sensaciones,
de emociones, de hallazgos
que no siempre se dejan
atrapar por las palabras.
A4 - 00010969_por_escrito_7_interiores_web.pdf https://www.fundacionarcor.org/documentos/biblioteca/0001...
19 de 68 14/04/13 11:01
Es posible que no todos quieran
pintar, algunos se quedarán mirando
atentos, otros como esperando,
y hay que dar tiempo al deseo y a la
confianza, que no se construye de
un día para el otro. La pintura
necesita continuidad suficiente
para que los chicos la conozcan y
se apropien de lo que es nuevo
para ellos. De más está decir que
no hay que obligarlos, ni insistir, ni
presionar, ni agarrar su mano y
ponerla en la pintura sin su consentimiento.
Tal vez sí ofrecer una
esponja como alternativa ya que
no a todos les gusta pintar con las
manos, por más placentero que
nos parezca.
Casi todas estas experiencias,
en las salas de jardín maternal las
podemos proponer en grupo. La
presencia del otro, de sus exploraciones,
de sus comentarios y descubrimientos,
potencia a los demás.
Incluso los chicos que al principio
no tienen ganas de pintar participan
mirando cuanto sucede ante
sus ojos, ese fascinante milagro
cotidiano que es ver cómo sus propias
acciones y movimientos generan
manchas y nuevos colores
sobre la superficie. Poco a poco irán
descubriendo los secretos y maravillas
del lenguaje, verán que los
colores al juntarse se transforman,
que al aplicar uno junto a otro diferente provocan diversas sensaciones,
que pueden dibujar formas, hacer líneas con los dedos. Con la continuidad
en la pintura, y también observando su entorno y reproducciones
de obras artísticas, los chicos irán vivenciando la experiencia estética,
disfrutarán generando un contrapunto visual que atrae a quien observa
y fascina a su creador, como lo manifiesta Noé en la frase que encabeza
este texto.
Pintar con herramientas
Pintar con herramientas es otro desafío. Podremos tener la pintura
preparada en recipientes y los chicos la usarán para colocarla en
el soporte dónde y cómo lo deseen. Para que el material y las herramientas
sean vehículos de su expresión, deben experimentar con
ellos con la continuidad suficiente para descubrir sus posibilidades.
Las herramientas pueden ser diversas: trozos de esponja, rodillos de
goma-espuma, pinceles de pelo resistente o con hisopos confeccionados
con ramas rígidas y algodón (se fija a la rama con cinta de enmascarar).
Las primeras experiencias con herramientas las podemos proponer
cuando hace calor, sólo con agua, pintando en una pared porosa del
patio. Así los chicos, además de disfrutar del juego con agua, aprenderán
a escurrir las esponjas, a cargar los rodillos haciéndolos rodar, probarán
distintas formas de usar los pinceles y observarán las huellas que
dejan sobre esa superficie donde poco a poco los rastros irán desapareciendo.
Y en cada una de estas incursiones sucederá algo asombroso:
descubrirán que sus acciones modifican el entorno, comenzarán a reconocer
su propia capacidad de transformar.
Organizar las propuestas con continuidad significa dar tiempo al
material y a cada herramienta para desentrañar sus posibilidades. A
veces en grupo con el soporte ubicado sobre la mesa, otras en plano
vertical en grandes superficies, también en soportes individuales.
Muchos maestros piensan que ofrecer variedad de herramientas,
variedad de materiales, variedad de soportes favorece la creatividad.
Bajo esta premisa se lanzan en una búsqueda insaciable de lo novedoso.
Pero ¿qué es novedoso para un niño pequeño? Pintar, disponer
de varios colores, usar herramientas, usar un trapo para limpiar la
Escritos a mano
Con la continuidad
en la pintura, y también
observando su entorno
y reproducciones de obras
artísticas, los chicos irán
vivenciando la experiencia
estética.
A4 - 00010969_por_escrito_7_interiores_web.pdf https://www.fundacionarcor.org/documentos/biblioteca/0001...
20 de 68 14/04/13 11:01
pintura, observar lo que sucede, todo es nuevo pero, como afirma Eisner,
sin la continuidad suficiente con cada material y cada herramienta
es difícil alcanzar cierto dominio para hacerlos vehículos de
su expresión (Eisner, 1995:145). El mismo autor expresa que “Cada
tarea y cada material imponen limitaciones y, al mismo tiempo, brindan
oportunidades al desarrollo de la mente” (Eisner, 2004:30).
Así poco a poco se sumarán otras herramientas. Al dar tiempo con
cada una, y al ayudarlos a ver sus logros y descubrimientos, los chicos
aprenderán a seleccionarlas según sus necesidades y posibilidades.
Como explicaba el pintor Henri Matisse: “Lo que importa no es
tanto preguntarse a dónde se va sino buscar convivir con la materia
y compenetrarse de todas sus posibilidades” (Matisse, 1977: 250).
Y precisamente eso hacen los chicos cuando les ofrecemos varios
colores y una amplia superficie para trabajar, se dejan llevar por el
puro placer de pintar, se sumergen en la experiencia porque, como
también decía Matisse: “La pintura no es sólo una incesante exploración
sino, al mismo tiempo, la más conmovedora de las aventuras”
(Matisse,1977: 249) Y vale la pena vivirla desde el jardín maternal.
Notas
1. Artista plástico argentino contemporáneo.
2. Fragmento de la canción “Esos locos bajitos”,
Joan Manuel Serrat (1981).
3. Páginas recomendadas:
http://elblogdelavidaesarte.wordpress.co
m/2007/12/13/el-taller-de-ariel-mlynarzewicz/
http://www.youtube.com/watch?v=oytEOcL4xw4
http://www.youtube.com/watch?v=S1tQ8
KYpZmw&feature=related
http://www.youtube.com/watch?v=QKVio
cmSnbs&feature=related
4. De la canción “Conversando con la noche
y con el viento”, Joan Manuel Serrat (1975).
Bibliografía
BERDICHEVSKY, P. (2009), Primeras Huellas,
Rosario, Homo Sapiens.
EISNER, E. (1995), Educar la visión artística, Barcelona,
Paidós.
EISNER, E. (2004), El Arte y la creación de la mente,
Barcelona, Paidós.
MATISSE, H. (1977), Reflexiones sobre el Arte,
Buenos Aires, Emecé.
NOÉ, L. F. (2007), Noéscritos sobre eso que se llama
arte, Buenos Aires, Ediciones Adriana Hidalgo.
SIMMEL, G. (2007), Imágenes momentáneas,
Barcelona, Gedisa.
Escritos a mano
Decía Matisse: “la pintura
no es sólo una incesante
exploración sino, al mismo
tiempo, la más
conmovedora de las
aventuras”. Y vale la pena
vivirla desde el jardín
maternal.
A4 - 00010969_por_escrito_7_interiores_web.pdf https://www.fundacionarcor.org/documentos/biblioteca/0001...
21 de 68 14/04/13 11:01

No hay comentarios:

Publicar un comentario