sábado, 14 de enero de 2012

REPENSAR LA JUSTICIA SOCIAL

REPENSAR LA JUSTICIA SOCIAL contra el mito de la igualdad de oportunidades.

CAPÍTULO I FUENTE: http://www.sigloxxieditores.com.ar/pdfs/dubet_repensar_la_justicia_social.pdf
Leer más de este artículo (http://bejomi1.wordpress.com/2011/12/23/repensar-la-justicia-social-contra-el-mito-de-la-igualdad-de-oportunidades-francois-dubet/)

François Dubet
Existen en la actualidad dos grandes concepciones
de la justicia social: la igualdad de posiciones o lugares y la
igualdad de oportunidades. Su ambición es idéntica: las dos
buscan reducir la tensión fundamental que existe en las sociedades
democráticas entre la afirmación de la igualdad de todos
los individuos y las inequidades sociales nacidas de las tradiciones
y de la competencia de los intereses en pugna. En
ambos casos se trata de reducir algunas inequidades, para volverlas
si no justas, al menos aceptables. Y sin embargo, esas
dos concepciones difieren profundamente y se enfrentan,
más allá de que ese antagonismo sea a menudo disimulado
por la generosidad de los principios que las inspiran y por la
imprecisión del vocabulario en que se expresan.
La primera de estas concepciones se centra en los lugares
que organizan la estructura social, es decir, en el conjunto de
posiciones ocupadas por los individuos, sean mujeres u hombres,
más o menos educados, blancos o negros, jóvenes o ancianos,
etc. Esta representación de la justicia social busca reducir
las ualdades de los ingresos, de las condiciones de vida,
del acceso a los servicios, de la seguridad, que se ven asociadas
a las diferentes posiciones sociales que ocupan los individuos,
altamente dispares en términos de sus calificaciones, de
su edad, de su talento, etc. La igualdad de las posiciones
busca entonces hacer que las distintas posiciones estén, en la
estructura social, más próximas las unas de las otras, a costa
de que entonces la movilidad social de los individuos no sea
ya una prioridad. Para decirlo en pocas palabras, se trata me
nos de prometer a los hijos de los obreros que tendrán las
mismas oportunidades de ser ejecutivos que los propios hijos
de los ejecutivos, que de reducir la brecha de las condiciones
de vida y de trabajo entre obreros y ejecutivos. Se trata menos
de permitir a las mujeres gozar de una paridad en los empleos
actualmente dominados por los hombres que de lograr
que los empleos ocupados por las mujeres y por los hombres
sean lo más iguales posible.
La segunda concepción de la justicia, mayoritaria hoy en
día, se centra en la igualdad de oportunidades: consiste en
ofrecer a todos la posibilidad de ocupar las mejores posiciones
en función de un principio meritocrático. Quiere menos reducir
la inequidad entre las diferentes posiciones sociales que luchar
contra las discriminaciones que perturbarían una competencia
al término de la cual los individuos, iguales en el punto
de partida, ocuparían posiciones jerarquizadas. En este caso,
las inequidades son justas, ya que todas las posiciones están
abiertas a todos. Con la igualdad de oportunidades, la definición
de las inequidades sociales cambia sensiblemente en relación
con un modelo de posiciones: aquellas son menos
desigualdades de posición que obstáculos que se oponen al
desarrollo de una competencia equitativa. En este caso, el
ideal es el de una sociedad en la cual cada generación debería
ser redistribuida equitativamente en todas las posiciones sociales
en función de los proyectos y de los méritos de cada uno.
En este modelo, la justicia ordena que los hijos de los obreros
tengan el mismo derecho a convertirse en ejecutivos que los
propios hijos de los ejecutivos, sin poner en cuestión la brecha
que existe entre las posiciones de los obreros y de los ejecutivos.
Del mismo modo, el modelo de las oportunidades implica
la paridad de la presencia de las mujeres en todos los peldaños
de la sociedad, sin que por ello se vea transformada la escala
de las actividades profesionales y de los ingresos. Esta figura de
la justicia social obliga también a tener en cuenta eso que se
llama la “diversidad” étnica y cultural, con el fin de que se encuentre
representada en todos los niveles de la sociedad.

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